miércoles, 6 de mayo de 2009

Festival tras emergencia sanitaria

Queridos amigos, colaboradores, coorganizadores…
A la comunidad del Festival en general…


Como ustedes saben, la emergencia sanitaria por la influenza humana trastocó severamente nuestro Festival Internacional Cuenteros y Cuentistas… En un principio pensamos que sólo era la inauguración la que se veía afectada. En México ya teníamos hospedados a nueve invitados extranjeros; un colombiano aún aguardaba la liberación de su visa y dos españoles arribarían el primero de mayo. Estos tres ya no llegaron a nuestro país.

Pese a la suspensión de las actividades, jamás nos quedamos con los brazos cruzados; dimos la batalla a través de la radio y la web. Desde el 26 de abril al 4 de mayo atendimos entrevistas pautadas. Todos los días teníamos entre dos y tres compromisos con los medios de comunicación. Y en medio de la emergencia, nuestra colaboración en radio contribuía a equilibrar el pánico mediático. Claro, el “bombardeo” sanitario nos rebasó; pero jamás bajamos la guardia. Todos los participantes, mexicanos y extranjeros dimos lo mejor de nosotros ante los micrófonos, y de pronto las historias eran ungüento en medio del desastre emocional que provocaba el miedo: el peor virus.

La consigna inicial fue: si el público no puede venir a los espacios programados, iremos a donde ese público está “atrapado” por las medidas sanitarias. Así, inauguramos el Festival -el mismo domingo 26 de abril- en el hotel donde se hospedaron nuestros compañeros, en el marco de la Pre Cumbre Indígena con miras a la cumbre de Perú. También dimos funciones en cuatro Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) a niños huérfanos, jóvenes en situación de adicciones y en situación de calle (aunque en uno no abrieron).

Sin embargo en la medida en que las fases de emergencia ascendían, nuestro ímpetu se trastocaba. Ya no había restaurantes donde desayunaran, comieran o merendaran los extranjeros; nuestras casas se convirtieron en comedores. Los CAIS se cerraban definitivamente. Vinieron algunas cancelaciones radiofónicas. Nuestros invitados debían retornar a sus países antes de que fuera imposible, porque además de la emergencia sanitaria el Festival estaba prácticamente suspendido. Pero no sólo nuestro festival y el de Niños programado paralelamente; sino el circuito de festivales que concluyendo el de la ciudad de México seguirían en Guanajuato y Quintana Roo. ¡Cancelados! Todo estaba anulado y no se veía claro cuándo se levantaría el cerco sanitario.

La incertidumbre del sí, pero no… De será el 6 cuando se levante la emergencia; no el 11, el 15 de mayo… Me voy, me quedo… Cambio mi vuelo, no, sí, lo vuelvo a cambiar… La incertidumbre nos generó vértigo y desencanto. “¡Paren al mundo que me estoy mareando!”, recordamos a Mafalda y con ella gritamos. Además, nos tiembla. Sólo eso nos faltaba. Los efectos de la emergencia por la influenza porcina entre el ánimo de la gente era el mismo ante un terremoto, sólo que la destrucción era interna, en cada uno de nosotros.

De algunos espacios e instituciones nos llamaban para solicitarnos “prepararnos” y dar funciones a partir de esta semana… Las preguntas entonces eran: ¿esperaran que llenemos los espacios luego del pánico?, ¿pasaremos de una fase 5 a una fase menos cero? Ahora sabemos que nada arrancará con normalidad. Los teatros no abrirán y las salas deberán garantizar colocar al público en diez metros, cuatro personas… Hemos vivido días donde el absurdo con rasgos de locura ha sido la constante.

Así, hacia el 29 de abril nos declaramos Festival Damnificado de Cuenteros y Cuentistas 2009. Los gastos se dispararon; logramos hacer frente a la crisis interna gracias al apoyo económico del Centro Cultural España en México y de la Secretaría de Cultura del DF, sin su apoyo hubiera sido imposible atender la emergencia. Gracias.

Ahora que efectivamente se levanta paulatinamente la emergencia sanitaria, ¿qué sigue?


1. Hacer el recuento de los daños… Cuánto se invirtió, cuánto se gastó en estos días de locura…

2. Revisar con los coorganizadores los compromisos económicos y de programación: funciones, talleres, charlas… Entre inversión y gastos, el apoyo económico no puede perderse; apelamos a la sensibilidad de las instituciones participantes.

3. Pretendemos reprogramar hacia principios de junio –aunque ya no en un contexto de festival- el mayor número de funciones y charlas. Y garantizar el impacto de público que se pretendía luego de trabajar ocho meses para que el Festival fuera un éxito. Sacaremos el trabajo con el apoyo de artistas mexicanos.

4. Ajustar en la medida de lo posible, los honorarios comprometidos a invitados especiales entre cuenteros y cuentistas por su participación en funciones de gala y conferencias… Así como el salario de la coordinadora de relaciones públicas y el de la diseñadora de la imagen corporativa. Y con ello, no sumar más damnificados.

5. Exhortar a los organismos internacionales culturales para que atiendan laboralmente a los artistas extranjeros que vinieron a México, pues algunos de ellos ya están sufriendo la suspensión de actividades en sus países. Levantamos nuestra voz para decir: ¡No a la discriminación! Ya bastante hemos padecido, no se vale.


Agradezco enormemente las muestras de fraternidad y solidaridad. Las llamadas constantes de Eusebio Ruvalcaba fueron ungüento para no caer: gracias maestro. Gracias a los narradores orales mexicanos, cuantimás de aquellos que han brindado su mano solidaria para sacar adelante los compromisos artísticos y de aquellos que ofrecieron sus casas para menguar la crisis: Giovana Cavasola, en otra ocasión te tomamos la palabra, gracias. Las llamadas telefónicas y los correos electrónicos de gestores culturales y directores de espacios que refrendan las ganas y el compromiso de compartir el trabajo cultural, gracias. Los correos de profesores de la Academia de Creación Literaria de la Uacm que mostraron su preocupación y buena disposición. Gracias a los chicos que se sumaron a un comité organizador enriquecido por su fraternidad; fueron corazón y alma en estos días de zozobra: Rocío E. Kuri, David Contreras, Rafael Hernández, Pedro Hesiquio, Gustavo Contreras, Moisés Mendelewicz, Marcela Romero, Marconio. A Jorge, Ricardo y Susana Piña por su apoyo incondicional. Gracias a Erika Castillo y Dulce Leiva confabuladoras del Festival.

La vorágine me había impedido ponerme en contacto con ustedes… Nos rebasó la urgencia de sacar los pendientes cotidianos… Les pido una disculpa porque, seguramente, también nos sumamos desde la inconsciencia a aumentar el vacío.

Voto de confianza y tiempo les pido para resarcir la incertidumbre en torno al Festival generada por la emergencia sanitaria. Hoy los administrativos en universidades y centros culturales vuelven a ocupar sus lugares; esta semana será definitoria para conocer hacia dónde vamos, cuándo y cómo… Estaremos enviando un comunicado la próxima semana.

Insisto: estamos en la mejor disposición de reprogramar lo más que se pueda aunque no en el marco del Festival Cuenteros y Cuentistas, éste ya no se hizo este año. El 2010 nos espera como reto y terapia… Daremos la batalla.

Refrendo mi amistad y mi gratitud hacia cada uno de los participantes y coorganizadores del Festival, salud y larga vida a los hacedores del trabajo cultural…


Florina Piña, directora

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